CRÓNICA ETAPA 28 DE MAYO DE 2016

El pavés de las clásicas o las rampas de cemento de la Bola del Mundo en la Vuelta están sobrevalorados, tampoco debe ser para tanto. Ese fue uno de mis pensamientos mientras me retorcía en el del Alto del Reconco, donde las interminables rampas del 15% se sucedían en ese asfalto rugoso y gastado donde la rueda no gira. Ay! Pero cuánto queda….

Desde el inicio de la etapa el ritmo fue muy alto, algunos protestaban gustosamente, otros sudaban y callaban pero el grupo se mantenía siempre compacto y unido como un bloque. Cómo disfruto viéndome rodar con este grupo de amigos, coordinados, respetuosos, generosos en el esfuerzo  y qué nivel “Maribel”.

Llegaron las primeras rampas del Maigmo y el ritmo se hacia cada vez más exigente. Y aunque en algún tramo de la ascensión el grupo comenzó a descomponerse, la cordura y sensatez nos permitió coronar juntos la primera dificultad del día. Nunca llueve a gusto de todos, pero el bloque es muy homogéneo y gracias a la capacidad de sufrimiento de los más débiles y la humildad de los más fuertes, nos mantenemos siempre unidos y podemos disfrutar de este deporte entre amigos.

Hacemos una rápida parada en el alto del Xiraut y “volamos” hacia Castalla por la vía de servicio siempre guiados por el jefe de Filas, con relevos cortos y cronometrados. En un visto y no visto, nos plantamos en Onil, donde comienza el Puerto de Canalís y primer tramo libre del día. Es un tercera no muy duro, pero ya venimos con las piernas en “carne viva” y la velocidad que imprimen los más fuertes en las primeras rampas deshacen el bloque y lo convierten en una lucha individual de cada uno por alcanzar la cima. Son momentos muy intensos por el esfuerzo y sana deportividad que quedan grabados en mi retina. En lo alto del puerto, entre la risa tonta de la extenuación y casi sin aliento, comentamos las “jugadas”. ¡Qué buen rollo!

De nuevo todos juntos nos dirigimos a Banyeres en una bajada muy rápida, donde nos espera la “furgo” para avituallarnos. Ya vemos a Pablo, qué sería de nosotros sin él. Es la sensación de cuando era niño y llegaba a casa cansado y la mesa estaba puesta, Pablo tiene los vasos de coca cola alienados en la furgoneta, nos pregunta, uno por uno qué necesitamos, nos da un plátano, nos llena el bidón, todo con una sonrisa. ¡Qué grande eres Pablo! Y cuando estamos a punto de reiniciar la marcha llega el grupo 2, descojone general y bromitas.

Nos quedan 15 km hasta Biar por una bonita carretera, rápidamente el Jefe de Filas se ocupa de organizarnos y todos obedientes, a la voz de “cambio”, comenzamos a dar relevos. Ya estamos en Biar, buscamos la salida del pueblo y sin avisar, empiezan las primeras rampas del puerto. El dolor de piernas se impone y los que se van a tomar la subida al Alto de Reconco con algo más de calma se dejan llevar. Mientras subimos, vamos divisando las antenas y entre bromas, se me empieza a secar la saliva del sufrimiento que me espera.

Justo en la cima del Puerto de Biar y por una carretera estrecha, y que parece que no va a ninguna parte, el jefe de Filas grita “tramo libre” y salimos disparados, yo no sé que tiene este deporte pero es de locos. Son algo más de 4 Km con una media del 9% con rampas que superan en algunos tramos el 15%. En lo alto, a más de 1.200 m de altura, donde acaba la carretera y en un rellano sin apenas espacio con excelentes vistas, vamos llegando de uno en uno, completamente exhaustos.  Ya todos juntos nos hacemos una foto para el recuerdo en la cima Coppi de esta temporada 2015/16.

Bajamos por donde hemos subido y es entonces cuando nos damos cuenta de la dureza de esta ascensión. Aún nos quedan algo más de 50 km. hasta casa, pero con las satisfacción del deber cumplido y de que lo que nos queda es prácticamente bajada, comenzamos de nuevo a dar pedales. Reponemos agua en Castalla y de nuevo como un bloque, la locomotora azul vuela hacia a Alicante. Una etapa de 138km y 2.000 metros de altura acumulada, con un recorrido espectacular, buen clima y rodeado de amigos, ¡qué más se puede pedir!

Me quito el sombrero por este grupo aguerrido de compañeros que nos permite cada sábado compartir este loco y sufrido deporte bajo los valores de esfuerzo de superación y amistad. Es precisamente este espíritu de compañerismo y respecto, el que nos mantiene unidos, por eso tenemos la obligación de cuidarlo entre todos, para que Alibike nunca se acabe.

A pesar de que mientras escribo estas palabras me duelen mucho las patas, vosotros hacéis que esté deseando de que llegue el próximo sábado.

Gracias,
Firmado
Un compañero que os admira. Juan Antonio Martínez Rodríguez

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